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Analistas consultados por el Broadcast (sistema de noticias en tiempo real del Grupo Estado) a finales de 2023 afirman que Estados Unidos puede experimentar un “aterrizaje suave” y evitar una recesión o una desaceleración significativa de la economía en 2024. Sin embargo, a pesar de este optimismo, aún existen varios riesgos que rodean la actividad económica estadounidense, amenazando lo que podría ser un hito histórico para la mayor economía del mundo.
Las proyecciones para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos en 2024 varían del 1,1% al 2,1%, según los expertos consultados por el Broadcast, reflejando una desaceleración que acompañará el proceso de desinflación.
Tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan un crecimiento del 1,5% para Estados Unidos en 2024, según sus respectivos informes.
La consultora Capital Economics destaca en una nota que hay “una incertidumbre considerable” en su escenario base, pero expresa una convicción relativamente alta de que el índice de precios de gastos de consumo (PCE, por sus siglas en inglés), la medida preferida de inflación de la Reserva Federal (Fed, el banco central estadounidense), se acercará al objetivo del 2% a mediados de 2024. Sin embargo, advierte sobre la posibilidad de que pequeñas desviaciones en estas proyecciones afecten la política monetaria de la Fed, con riesgos de que la economía supere las expectativas, impulsada por un consumo doméstico protegido por ahorros excesivos.
El economista de Kinea Investimentos, André Diniz, señala la expectativa de que los ahorros excesivos y otros efectos rezagados de la pandemia, que sostuvieron el crecimiento por encima de la tendencia en 2023, disminuyan a lo largo de 2024. Destaca que el mercado laboral robusto y la alta generación de empleo, que representa aproximadamente el 70% del PIB estadounidense, deben volver a la normalidad, ejerciendo presión sobre el consumo doméstico.
A pesar de una renta real que creció por debajo de la tendencia histórica en 2023, Diniz enfatiza que no se trata de una recesión, especialmente considerando las medidas controladas de la Fed en el aumento de los costos de financiamiento. En la proyección de Kinea, el año comenzará con una inflación estable y resistente por encima del objetivo del banco central estadounidense, acercándose al 2,5% al 3%, para converger gradualmente hacia el 2% a lo largo del año, alineado con las previsiones de la Fed.
En el informe de proyecciones, el equipo técnico de la Fed prevé un crecimiento del 1,4% en el PIB en 2024, un aumento en la tasa de desempleo al 4,1% y una reducción lenta de la inflación al 2,4%. Según la Fed, la inflación alcanzará el 2% solo en 2026.
José Júlio Senna, jefe del Centro de Estudios Monetarios de FGV-Ibre y exdirector del Banco Central de Brasil, analiza que el “aterrizaje suave” deseado por la Fed es una posibilidad en 2024. Destaca que, aunque es pronto para afirmarlo, esta perspectiva parecía imposible al comienzo del ciclo de restricción monetaria, considerando estudios empíricos que asocian caídas pronunciadas de la inflación con recesiones. Ahora, con la inflación cerca del objetivo, la posibilidad de este escenario no se puede descartar.
Euforia en los mercados
La perspectiva de un aterrizaje suave en Estados Unidos generó euforia en los mercados financieros, especialmente después de que la Reserva Federal señalara la posibilidad de recortes de tasas en 2024, en la decisión monetaria de diciembre. Con el optimismo, el mercado de acciones estadounidense experimentó un repunte que llevó al Dow Jones a su nivel más alto histórico y llevó al S&P 500 a registrar su mayor racha de ganancias. Según un informe de Goldman Sachs, se espera que el rendimiento de la economía estadounidense en 2024 permita un crecimiento del 5% en las ganancias de las empresas.
En Kinea, Diniz diferencia las previsiones entre la parte estructural y cíclica del mercado de acciones. Para él, los sectores sensibles a la desaceleración del consumo no tendrán un buen rendimiento, mientras que las empresas vinculadas a temas a largo plazo, como la inteligencia artificial, tienden a tener un mejor desempeño. “Globalmente, las bolsas que se beneficiarán más deberían ser las emergentes, incluida la de Brasil, a medida que las economías desarrolladas recorten las tasas”, prevé.
Motinho, de Ebury, también ve oportunidades para los mercados emergentes en el mercado de divisas, como resultado del carry trade. Pronostica que el dólar entrará en 2024 en una posición más débil. “Cuando lo comparamos, por ejemplo, con el real brasileño, nuestra moneda seguirá siendo el motor más fuerte en la transmisión de tasas, siempre que el Copom no acelere el ritmo de recortes”, evalúa.
Sobre el mercado de Treasuries, el consenso entre los analistas consultados por el Broadcast es que la volatilidad disminuirá considerablemente en 2024, junto con una fuerte caída en los rendimientos, a medida que la Reserva Federal inicie el relajamiento monetario. Sin embargo, la situación fiscal sigue siendo un riesgo de volatilidad para los rendimientos debido al alto nivel de emisiones del Tesoro estadounidense, lo que, según Diniz, podría dificultar la absorción de los bonos por parte del mercado.
Aunque no ve lo fiscal como el principal catalizador de los rendimientos, José Júlio Senna, de FGV-Ibre, considera que el nivel actual de deuda pública genera inseguridad para los inversores y no espera correcciones presupuestarias a corto plazo. “Todavía hay muchos gastos relacionados con la transición energética, la seguridad social y la defensa, con estímulos significativos para la infraestructura. No hay señales de consolidación fiscal”, afirma.
¿Y la recesión?
A principios de 2023, la mayoría de los analistas preveía una recesión económica en Estados Unidos en algún momento del año pasado. Aunque este escenario no es predominante para 2024, los analistas de Mizuho sugieren que aún podría ser necesaria una contracción de la actividad económica para que la Reserva Federal de Estados Unidos pueda controlar efectivamente la inflación.
Wells Fargo también considera esta posibilidad y proyecta una recesión leve en 2024, aunque ya no tiene la misma “convicción” de que esta predicción se confirmará como anteriormente.
Entre los riesgos que podrían llevar a una recesión o desaceleración más fuerte de la economía, Motinho destaca la posibilidad de un ciclo rápido de flexibilización de la Reserva Federal y las elecciones en Estados Unidos, aunque el impacto de la contienda presidencial debería ser mayor en 2025. Diniz subraya, en el ámbito doméstico, una desaceleración inesperadamente rápida del empleo y, en el ámbito internacional, las incertidumbres relacionadas con las tensiones geopolíticas, clasificándolas como difíciles de anticipar.
Senna también señala riesgos geopolíticos como uno de los factores centrales, citando ejemplos como una posible expansión del conflicto entre Israel y Hamas o la situación entre Venezuela y Guayana, con la inclinación del presidente Nicolás Maduro hacia Rusia. “Es importante recordar que un aterrizaje suave sigue siendo un aterrizaje. Así, los resultados no serán tan maravillosos para las empresas, y preveo una desaceleración en las ganancias y un menor impulso de valorización en 2024, aunque sea difícil prever los movimientos del mercado de valores”, advirtió.