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La cotización del dólar al contado cerró el año 2023 con una caída del 8,08% frente al real, marcando la mayor disminución anual desde la caída del 17,5% registrada en 2016.
La apreciación del real frente al dólar se debió en gran medida al alivio de los temores fiscales domésticos y al diferencial de tasas de interés aún relevante entre Brasil y Estados Unidos.
A pesar de la persistencia de diversas incertidumbres en relación con las cuentas públicas, los participantes del mercado notaron una mejora fiscal a lo largo del año, con esfuerzos del equipo económico para aumentar la recaudación y alcanzar la meta de déficit primario cero en 2024, uno de los factores que explica la fuerte depreciación del dólar en el acumulado del año.
Además, la falta de aceleración en el ritmo de flexibilización monetaria del Banco Central brasileño tiende a jugar a favor del real, especialmente en un contexto de amplias expectativas de reducción de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed) el próximo año.
A medida que aumenta el diferencial de tasas de interés entre Brasil y las economías avanzadas, el real se vuelve más atractivo para estrategias de “carry trade”, que involucran tomar préstamos en países con tasas bajas e invertir esos recursos en mercados más rentables. Esto también contribuye al fortalecimiento del real a lo largo de 2023.
Para los participantes del mercado, la fortaleza del sector agropecuario a principios del año fue otro factor importante que impulsó al real en los últimos 12 meses.
Perspectivas
Sorprendiendo, de alguna manera, incluso a los más pesimistas, el dólar cerró el año por debajo de los R$ 5. A finales de 2022, la proyección del mercado era de un dólar a R$ 5,27, según la mediana del Sistema de Expectativas del Banco Central, mientras que algunas instituciones más pesimistas estimaban un tipo de cambio cercano a los R$ 6.
Ahora, para finales de 2024, la proyección es de un dólar a R$ 5,00, y los expertos consultados por Reuters no descartan la posibilidad de que la moneda estadounidense alcance niveles aún más bajos en los primeros meses del año, a pesar de los diversos riesgos.
Así, el segundo año del mandato del presidente Lula comienza con una perspectiva más positiva para el cambio que hace un año, con analistas que consideran que, a pesar de las incertidumbres en torno al flujo comercial y las cuentas públicas, las perspectivas fiscales son más favorables, mientras que el diferencial de tasas de interés entre Brasil y EE. UU. sigue siendo ventajoso.