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Dentro de la granja del futuro de Islandia cultivando algas para alimentos
A la sombra de la mayor estaciĆ³n de energĆa geotĆ©rmica de Islandia, un almacĆ©n masivo contiene una granja interior de vanguardia como nada que haya visto antes.
Bajo un extraƱo resplandor rosado-pĆŗrpura, pantallas iluminadas zumban y columnas cilĆndricas de agua burbujean, mientras un cultivo futurista de microalgas se desarrolla.
Vaxa Technologies de Islandia ha creado una forma de nutrir a estas criaturas acuĆ”ticas microscĆ³picas utilizando electricidad y otros recursos de una estaciĆ³n de energĆa cercana.
“Es una nueva forma de pensar sobre la producciĆ³n de alimentos”, explica el gerente general Kristinn Haflidason, mientras me lleva en un recorrido por la planta futurista.
Las algas marinas, tambiƩn conocidas como macroalgas, han sido ingeridas por los humanos durante mucho tiempo.
Sin embargo, su hermana microscĆ³pica, las microalgas, han sido una fuente de alimento menos popular a pesar de ser consumida durante aƱos en el antiguo CentroamĆ©rica y Ćfrica.
Los cientĆficos y empresarios estĆ”n cada vez mĆ”s interesados en su potencial como una fuente de alimento nutritiva y sostenible.
El complejo de Vaxa, ubicado a unos 35 minutos de la capital Reykjavik, produce la microalga Nannochloropsis para consumo humano, asĆ como alimento para granjas de peces y camarones.
TambiĆ©n desarrolla la bacteria Arthospira, conocida comĆŗnmente como alga verde-azulada, que tiene cualidades similares a las microalgas.
Cuando se seca, se conoce como espirulina y se utiliza como suplemento nutricional, componente culinario y colorante de alimentos azul intenso.
Estas pequeƱas criaturas fotosintetizan, convirtiendo la energĆa lumĆnica en diĆ³xido de carbono y oxĆgeno.
“Las algas consumen CO2, o convierten el CO2 en biomasa”, agrega el Sr. Haflidason. “Es negativo en carbono”.
La planta de Vaxa enfrenta una circunstancia inusual.
Es el Ćŗnico lugar donde la producciĆ³n de algas se combina con una planta de energĆa geotĆ©rmica, que genera energĆa limpia, proporciona agua frĆa para el cultivo, agua caliente para calefacciĆ³n e incluso canaliza sus emisiones de CO2.
“Terminas con una huella de carbono ligeramente negativa”, explica Asger Munch Smidt-Jensen, consultor de tecnologĆa alimentaria en el Instituto de TecnologĆa Danesa (DTI) y coautor de una investigaciĆ³n sobre el efecto ambiental de la producciĆ³n de espirulina de Vaxa.
“TambiĆ©n encontramos una huella relativamente baja, tanto en tĆ©rminos de tierra como de uso del agua.”
Para garantizar que el sistema sea respetuoso con el clima, se requiere electricidad renovable las 24 horas del dĆa, asĆ como un suministro de CO2 y nutrientes con un impacto de carbono mĆnimo, lo que, segĆŗn Ć©l, es difĆcil de recrear.
“Existe una gran entrada de energĆa para hacer funcionar estos foto-biorreactores y tienes que simular artificialmente el sol, asĆ que necesitas una fuente de luz de alta energĆa”, describe.
“Mi principal conclusiĆ³n es que deberĆamos utilizar estas Ć”reas [como Islandia] donde tenemos fuentes de energĆa de bajo impacto para fabricar productos intensivos en energĆa”, dice el Sr. Munch Smidt-Jensen.
“Es una nueva forma de pensar sobre la producciĆ³n de alimentos”, explica Kristinn Haflidason.
De vuelta en la instalaciĆ³n de algas, subo a una plataforma elevada rodeada de ruidosas unidades modulares conocidas como foto-biorreactores, que utilizan cientos de miles de pequeƱas luces LED rojas y azules para alimentar el crecimiento de microalgas en lugar de luz solar.
TambiƩn reciben agua y nutrientes.
“Mas del 90% de la fotosĆntesis ocurre dentro de longitudes de onda muy especĆficas de luz roja y azul”, dice el Sr. Haflidason. “Solo les damos la luz que usan”.
Todas las circunstancias son estrictamente reguladas y optimizadas por la inteligencia artificial, dice Ć©l.
Cada dĆa, alrededor del 7% del cultivo es removido y rĆ”pidamente restablecido por un nuevo crecimiento.
La planta de Vaxa es capaz de producir hasta 150 toneladas mĆ©tricas de algas por aƱo y tiene planes de expansiĆ³n.
El Sr. Haflidason cree que la crĆa de microalgas de esta manera ayudarĆ” a combatir la inseguridad alimentaria mundial ya que los cultivos son ricos en proteĆnas, glucosa, omega-3, Ć”cidos grasos y vitamina B12.
Muchas otras empresas estĆ”n apostando por el potencial de las microalgas, con la industria que se espera que alcance los $25.4 mil millones (Ā£20.5 mil millones) para el aƱo 2033.
La startup danesa Algiecel ha estado probando mĆ³dulos portĆ”tiles del tamaƱo de contenedores de envĆo que contienen foto-biorreactores, que podrĆan estar vinculados a empresas emisoras de carbono para absorber CO2 mientras tambiĆ©n generan alimentos y piensos.
Los cultivos tambiƩn se utilizan en cosmƩtica, medicamentos, biocombustibles y como alternativa al plƔstico.
Las microalgas pueden potencialmente ser creadas en el espacio.
La InstituciĆ³n TecnolĆ³gica Danesa examinarĆ” si las microalgas pueden ser producidas a bordo de la EstaciĆ³n Espacial Internacional como parte de una investigaciĆ³n financiada por la Agencia Espacial Europea.
Muchas empresas estƔn explorando las microalgas como alimento animal y humano.
A pesar de todo el esfuerzo, las microalgas tomarƔn algo de tiempo para convertirse en un componente regular de nuestra dieta.
El Sr. Munch Smidt-Jensen cree que todavĆa necesitan un desarrollo significativo.
Observa que la textura carece de solidez. Mientras tanto, si las algas son saladas, podrĆan tener un sabor “pescado”.
“Pero hay formas de superar esto”, segĆŗn Ć©l.
TambiĆ©n estĆ” la cuestiĆ³n sociolĆ³gica.
“ĀæEstĆ” la gente lista para esto? ĀæCĆ³mo nos aseguramos de que todos quieran comer esto?
Malene Lihme Olsen, cientĆfica de alimentos de la Universidad de Copenhague que estudia las microalgas, cree que se necesita mĆ”s estudio para determinar su valor nutricional.
“Las microalgas verdes [clorela] tienen una pared celular muy resistente, por lo que puede ser difĆcil para nosotros digerirlas y obtener todos los nutrientes”, comparte ella.
Por el momento, recomienda agregar microalgas a otros “productos portadores” como pasta o pan para mejorar el sabor, la textura y la apariencia.
La Sra. Olsen, sin embargo, cree que las microalgas tienen potencial como alimento futuro.
“Si comparas un hectĆ”rea de soja en Brasil, e imagina que tuviĆ©ramos un hectĆ”rea de campo de algas, podrĆas producir 15 veces mĆ”s proteĆna al aƱo [de las algas]”.
Una maceta llena de microalgas que se asemeja a un pesto verde oscuro.
ĀæLodo verde, alguien?
De vuelta en la instalaciĆ³n, estoy mirando un lodo verde poco atractivo. Las microalgas recolectadas con el agua exprimida estĆ”n listas para su procesamiento adicional.
El Sr. Haflidason me ofrece una muestra y, despuĆ©s de alguna vacilaciĆ³n, pruebo un poco, encontrando el sabor neutral y la textura similar al tofu.
“No estamos proponiendo en absoluto que alguien deba comer lodo verde”, bromea el Sr. Haflidason.
En cambio, las algas procesadas son un elemento en platos regulares; en Reykjavik, una panaderĆa crea pan con espirulina, mientras que un gimnasio la incorpora en batidos.
“No vamos a modificar lo que comes. “Solo vamos a cambiar el valor nutricional de los alimentos que consumes”, explica.